lunes, 28 de septiembre de 2020

 


ALONSO GAMERO REYES

No pudo quedarse frio y estático un cerebro cosmográfico que abarcaba los tiempos y los mundos. No pudo romperse un corazón volcánico y ardiente pletórico de fe y en permanente diástole de esperanza y de amor. No pudo y no debió ser, Pero fue.”     

                                                                                                           Bhilla Torres Molina


Alonso Gamero Reyes. Nació en La Vela de Coro, el 25 de febrero de 1923

Sus estudios superiores los llevó a cabo en el Instituto Pedagógico Nacional de Caracas, en donde se recibió de Profesor en Ciencias Biológicas. Una vez concluidos sus estudios en el Pedagógico, viajó a los Estados Unidos y en la Universidad de Michigan cursó postgrado en Zoología.

En 1950 formó parte del grupo de científicos que fundó la Asociación Venezolana para el avance de las ciencias (ASOVAC). Su prestigio de educador se afianza cada vez más, profundiza sus conocimientos y su trato afable le lleva a vincularse con distintos sectores representativos de la ciudad Capitalina y se hace famoso a través de su programa “El Reino Animal”, que en 1954 comenzó a transmitirse por televisión. Ante las cámaras presentaba a los televidentes las especies más representativas de nuestra fauna, en una iniciativa sin precedentes en la televisión venezolana.

Su nivel académico lo calificó para desempeñar el cargo de Director del Laboratorio de Biología del Instituto Nacional hasta el año 1958, cuando entra en contacto con la Universidad Central de Venezuela donde lo nombran Decano de la Facultad de Ciencias.

 Profesor por vocación, Alonso no limitaba su oficio a practicar una enseñanza académica, sometida a la limitación de viejos cánones. Su mente organizada y fecunda observaba, ideaba y producía constantemente nuevas formas, nuevas relaciones, nuevas fuentes para la educación. Mas que de los generales conocimientos adquiridos, Alonso recibía orientación e inspiración en las inexplotadas enseñanzas de Simón Rodríguez, el genial maestro del Libertador. Cada frase de este hombre singular contenía para el un tratado de pedagogía aplicable en todos los tiempos.

Le agradaba vivir  rodeado de obras de arte, de plantas, de cosas hermosas, pero en el estricto sentido de la palabra, Con el mimo placer con que Alonso disfrutaba la suntuosa decoración de su oficina de trabajo o la elegante arquitectura de su casa en Caracas, vivía y disfrutaba el sencillo, ermitaño confort de su cuarto de ladrillos en La Vela, en la casa solariega de su amada tía Canchón. Para el la bahía veleña era un remanso de cálidas emociones y expansiones espirituales. Sus ojos se llenaban de risueña ternura ante el espectáculo de los amaneceres polícromos, de los crepúsculos esplendorosos y de las hileras de cardones destacándose contra el infinito azul del horizonte. Para él aquí, en esta tierra, en este mar y en este cielo, estaba la esencia de toda la belleza del mundo:

Sin dudas, el Prof. Alonso Gamero Reyes fue un notable hijo de La Vela, de larga trayectoria en el magisterio y la investigación científica, hombre de iniciativas publicitarias, divulgador de nuestra cultura, poeta, pintor y crítico de artes. La obra que realizó este docente y hombre preocupado por la investigación científica está a la vista: Modernización de los Estudios de Biología en el Instituto Pedagógico Nacional; actor de primera línea en la Consolidación de ASOVAC; esforzado dirigente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, promotor de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda, de el Instituto Universitario de Tecnología de Coro  y de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes.

 No por casualidad era un científico naturalista. Es que desde el fondo de su ser amaba las plantas, los animales y los minerales. El colorido de las alas de una mariposa representada para Alonso un rico presente de la naturaleza.

Era un fino poeta. Su poesía es a veces portadora de la extraña vibración que se gesta en el centro mismo de la angustia existencial, nace trémula, desgarradora, interrogante.

 Lírico y plácido, describe la clara quietud policromada de un atardecer derramado en su patio veleño en sus versos:

“Crepúsculo Intimo”

Se iluminó de tarde el patio de la casa,

El crepúsculo rosa le pintó las paredes.

La brisa vino tibia desde los cardonales:

Violeta, rosa y oro ponen los arreboles

sobre la superficie rugosa de la casa.

Releva sus texturas la luz languideciente

y es íntimo el instante que a la familia abraza.

Todo se va aquietando.

El tiempo suave vuela cuando el Sol se le esconde

al cielo de La Vela.



Alonso Gamero Reyes fallece en la Ciudad de Mérida de un infarto fulminante, el 28 de Septiembre de 1980